Me asomo hoy a este
remanso de libertad de expresión (que pretendo sea mi blog) para
pedir disculpas porque creo que ofendí a personas llamándolas,
según parece, algo que no son. Así pues, pido humildemente perdón
por haber dicho que unas personas han practicado el lameculismo
cuando, según parece, no es así. Esta mañana hablando con alguien
que se sintió aludido he entendido que, efectivamente, quienes no
practican el lameculismo tienen derecho a sentirse indignados y
ofendidos y sobre todo tienen derecho a que yo corrija tan
desafortunada expresión. He de matizar que no llame a nadie
lameculos sino que hablé de la práctica del lameculismo (que no es
lo mismo) Ya saben ustedes aquello de que no es lo mismo el
participio que el gerundio, a saber, no es lo mismo estar jodido que
estar jodiendo, pero aun así, pido disculpas. Pensar que el
lameculismo está instalado únicamente en un partido político es
una actitud sectaria e irracional, y yo no soy de esos. Lameculos los
hay en todas partes, de todos los colores políticos, y a ellos no
les pido perdón, precisamente, porque son los lameculos quienes se
obstinan en serlo y que se sepa. Por lo menos, por parte de quien
resulta lamido. Procuraré en adelante defender mis ideas, llevar a
cabo mis críticas y señalar la injusticia sin insultar que no es lo
mismo que ofender. Que el que insulta es un maleducado y ofender,
ofende quien puede no quien quiere. En otro orden de cosas, si del
contenido de la entrada de mi blog lo único que molesta es que haya
hablado del lameculismo, quiere decir que no ofende que yo diga que
no tenemos ni esto ni aquello ni lo de más allá, o sea, que no lo
tenemos. Besos y abrazos.
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