Hace unos días escribí en el blog una reflexión acerca de lo bien que está que vengan los austríacos y lo mal que está que no se les muestre nuestro folclore, ese, el que llevamos en la sangre y del que nos sentimos orgullosos, algunos más que otros.
Me imagino a los populares de Peñíscola perdiendo el oremus yendo de un lado a otro explicando a miembros, ex-miembros y seguidores de nuestro grupo de danzas típicas que lo que decía Jordi Pau no es cierto, está sacado fuera de contesto, es cosa de la campaña, "ja l'apanyarem" ... Hoy empiezo mi reflexión afirmándome y ratificándome en lo que ese día expuse y quien niegue el contenido de lo expresado: miente.
Ya es costumbre en estos señores mentir, tergiversar, crear falsas expectativas ... a aquellas personas a las que después les piden confianza y fe ciegas. Estos decimonónicos que están anclados en la tradición caciquil se pasean por nuestro pueblo repartiendo favores (que no son tales, puesto que se tratan de derechos que tiene el contribuyente) a fin de conseguir lealtades inquebrantables, en vez de dedicarse a gobernar y solucionar los problemas de esta ciudad.
Se acerca Pascua, un año más, seguimos sin aparcamientos, sin depuradora, sin centro de salud, sin acceso digno a la N-340 y a la autopista. Hay sitios donde no se recoge la basura. Existe una flagrante des-coordinación en los servicios municipales, muy buena voluntad por parte de los operarios y una común "enbabia" por parte de los responsables.
Un concejal del ayuntamiento le decía a mi amigo Serafín "no sé que haremos con el top manta" y Serafín le contestó: " pues trabaja y ponte a ello". Pero, seguramente, los responsables del equipo de gobierno cuando se llene Peñíscola de autocaravanas, de "topmanteros" y de coches que no sabrán donde aparcar mirarán hacia Madrid, señalarán con el dedo a Zapatero como único culpable y ellos seguirán quedándose perplejos ante los problemas que no pueden ni saben solucionar. ¡Que futuro!
